La igualdad y los derechos humanos

Los músicos, los poetas, los artistas en general no tenemos la capacidad de encontrar soluciones pero si el poder de convocatoria y la responsabilidad de prestar nuestro apoyo a todas esas causas humanitarias que tan a menudo se nos olvida que existen. El hambre, los niños, las guerras, los desplazados, la emigración desesperada. Ni siquiera nos atrevemos a tomar partido, nos conformaríamos con que la música, la cultura, sirviese para recordar al mundo el dolor de los menos favorecidos y facilitar la comunicación entre aquellos que tiene la tarea de buscar su alivio.


“El mar está lleno de muertos. Venga aquí a mirar el horror a la cara. Venga a contar los muertos conmigo”. Las palabras que, harta de tanta muerte, dirigió la alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, al primer ministro Enrico Letta: 

Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco, realizó un llamamiento contra "la globalización de la indiferencia" y se preguntó: "¿Quién de nosotros ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas, de todos aquellos que viajaban sobre las barcas, por las jóvenes madres que llevaban a sus hijos, por estos hombres que buscaban cualquier cosa para mantener a sus familias? Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto. La ilusión por lo insignificante, por lo provisional, nos lleva hacia la indiferencia hacia los otros, nos lleva a la globalización de la indiferencia".



Pateras
















































Mil inmigrantes subsaharianos, rescatados cerca de Lampedusa























"Hago uso de la música para hablar de la coexistencia pacífica de los pueblos, del respeto entre los que son diferentes y del cumplimiento de los derechos humanos. La música, tiene “el poder y el deber” de ahondar en los temas que preocupan al ser humano". Dorantes.